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El centro de protección animal que la Diputación de Zaragoza tiene en Movera atendió en 2015 a 262 perros sin dueño

El centro de protección animal que la Diputación de Zaragoza tiene en Movera atendió en 2015 a casi 250 perros sin dueño que vagaban por los municipios de la provincia, a los que hay que sumar otros 15 que fueron entregados en las instalaciones. En ese mismo periodo de tiempo, el número de mascotas dadas en adopción –274– superó el de recogidas o entregas –262–, lo que demuestra que el sistema implantado para buscar un propietario a todos los perros está funcionando.

“Desde el año 2012, la Diputación no cobra nada a quienes adoptan uno de los perros atendidos en Movera –destaca el diputado delegado de este servicio, José Ángel Miramón–. Así dejamos claro que nuestra prioridad es fomentar las adopciones responsables y con todos los requisitos legales”.

Estas cifras suponen un incremento respecto a las del año anterior, ya que, aunque en 2014 el centro atendió a un total de 259 animales, 48 de ellos procedieron de decomisos del Seprona y del Gobierno de Aragón –en realidad se recogieron o entregaron 211 perros, un 19% menos que en 2015–.

El Centro Sanitario de Protec­ción y Albergue Provincial  de la DPZ se puso en marcha en 1994 para hacer frente al problema de salud pública de los perros vagabundos. Como los municipios no tenían recursos para resolverlo, la Diputación de Za­ragoza aprobó un convenio marco al que desde entonces se han adherido 244 de las 292 localidades de la provincia –la capital tiene su propia recogida–.

Los ayuntamientos son los úni­cos que pueden solicitar la retirada de animales abandonados o sin due­ño. No obstante, si un vecino quiere entregar el suyo, tiene que hacerlo previo visto bueno de su consistorio y sabiendo que debe pagar una tasa de 57,5 euros y que además no se aceptan perros gravemente enfermos o para sacrificio.

Cuando se recibe un aviso de recogida, la empresa que gestiona el centro de protección animal se traslada al municipio, lo captura y lo lleva a las instalaciones de Movera. Si porta el chip obligatorio, se intenta localizar al dueño, que además de tener que pagar una tasa de 80 euros para llevárselo se enfrenta a una posible sanción administrativa. Si no es posible contactar con el propietario, el perro pasa a manos de la Diputación.

Tanto esos animales como los que no llevan chip –la gran mayoría– son inscritos a nombre de la institución provincial en el Registro de Animales de Compañía de Aragón. Para entonces, ya han sido atendidos por los veterinarios, ya que a todos los perros se les hace una exploración nada más llegar, se les curan las enfermedades o heridas que puedan presentar, se les despa­rasita interna y externamente y se les vacuna.

Una vez dados esos pasos, comienza el proceso de búsqueda de dueños para los perros. Nor­malmente, son adoptados a corto o medio plazo, aunque algunos llegan a pasar muchos meses en Movera. Pese a todo, incluso los casos más complejos se suelen resolver gracias a la colaboración de las sociedades protectoras de animales. “Su ayuda es fundamental para adoptar a los animales que llegan enfermos, son muy mayores o directamente no resultan atractivos”, agradece Miramón, quien subraya que desde mayo de 2013 la Diputación de Zaragoza no sacrifica a ningún perro. “La ley lo permite, pero se apuesta por atenderlos hasta que se les encuentra un adoptante”, recalca el diputado.