La sala Zuloaga de Fuendetodos exhibe desde mañana el universo mágico del poeta Joan Brossa
La sala Zuloaga de Fuendetodos inaugura mañana la exposición ‘Brossa reflejado’, que podrá verse hasta el 20 de marzo y que rinde homenaje a Joan Brossa, una de las figuras vanguardistas más destacadas del siglo XX. La muestra, organizada por el consorcio cultural Goya-Fuendetodos, del que forma parte la Diputación de Zaragoza, pretende acercar la figura y obra del poeta barcelonés mostrando algunas de las últimas y más fecundas etapas de su trayectoria.
“La exposición reúne los poemas visuales más destacados de Brossa, carteles y también libros con grabados del propio artista y de otros creadores como Antonio Tàpies –destaca la diputada delegada de Cultura de la DPZ, Cristina Palacín–. Con esta muestra queremos recuperar y homenajear a un artista que con sus objetos poéticos creó un universo mágico y propio y que murió en 1998 en vísperas de viajar precisamente a Fuendetodos”.
‘Brossa reflejado’ está formada 31 litografías y serigrafías, 11 carteles y 5 libros. Estas obras van a exhibirse en Fuendetodos gracias a la colaboración del coleccionista y galerista Miguel Marcos, quien a lo largo de toda su carrera ha destacado por su compromiso con la difusión de la obra de este artista.
Joan Brossa (Barcelona, 1919-1998) fue un poeta muy versátil, por lo que resulta impreciso clasificarle en una tendencia concreta. Su obra bebió tanto de las vanguardias artísticas como de la cultura popular dando lugar a un manifiesto único cargado de ironía y de fuerte contenido social. La poesía, el teatro, la magia, el cine, los carteles y el arte fueron algunos de los campos en los que experimentó y que le permitieron proyectar su particular manera de ver el mundo, muy influenciada por la imaginación surrealista que posibilitaba el desdoblamiento de la realidad.
La llegada de la modernidad supuso un cambio de paradigmas estéticos, y Brossa vio en la imagen la oportunidad de explicar sus poemas entendiéndola como un símbolo de comunicación entre su obra y el público. Así empezaron a aparecer sus poemas visuales, producidos entre los setenta y los ochenta y que supusieron una revulsión en el mundo artístico y literario.
“El mundo de Brossa es un mundo que desde fuera parece complejo por sus elementos mágicos y las tendencias al ilusionismo y a la prestidigitación, que encriptan su mensaje alejando al público de su contenido más inmediato –explica Palacín–. Esta exposición es un homenaje al artista que invita a vivir la poesía y el arte como una aventura única en la que la imaginación y la experimentación no tienen límites”.