La sala Zuloaga de Fuendetodos expone la obra como cartelista de Eduardo Arroyo, pintor clave de la figuración y del ‘pop art’ español
La muestra, organizada por el consorcio cultural Goya-Fuendetodos de la DPZ, puede verse hasta el 19 de marzo y reúne una selección de 47 carteles con los temas preferidos por el artista madrileño
La sala Ignacio Zuloaga de Fuendetodos expone hasta el próximo 19 de marzo la obra como cartelista de Eduardo Arroyo, pintor clave de la figuración crítica y del ‘pop art’ español. La muestra, organizada por el consorcio cultural Goya-Fuendetodos de la Diputación de Zaragoza, reúne una selección de 47 carteles que reflejan el gran aprecio del artista madrileño por el arte gráfico y recogen sus temas favoritos: dorsos de gángsteres o de desconocidos sobre los que apenas se sabe nada, rostros ocultos o enmascarados, boxeadores, la fiesta de los toros, el universo teatral, los carteles de sus propias exposiciones…
Las obras expuestas son las más representativas de la colección de carteles de Eduardo Arroyo que posee la Diputación de Zaragoza, y gran parte de ellas llevan la firma del artista. Ocho de los carteles son litografías; otros cuatro, serigrafías; y los 35 restantes, láminas impresas ‘offset’.
“Con esta muestra hemos querido reivindicar la importancia del cartel como objeto de alta cultura, como pieza de conservación y de exposición que trasciende lo efímero de su presencia en la calle –ha destacado en la presentación el gerente del consorcio cultural Goya-Fuendetodos, Ricardo Centellas–. Eduardo Arroyo es un artista polifacético para el que el cartel es un modo de expresión extraordinario, a través de él refleja sus grandes iconos y representa sus temas preferidos”.
Se trata de la segunda exposición de Eduardo Arroyo que puede verse en Fuendetodos, ya que, como ha recordado su alcalde, Enrique Salueña, en el año 2005 el pintor madrileño expuso parte de su obra gráfica en la sala Ignacio Zuloaga y en el Museo del Grabado y creó además su propio ‘Disparate’ para la colección con la que los principales grabadores españoles contemporáneos han ido homenajeando la famosa serie que Goya dejó inacabada. “Necesitamos que Fuendetodos se llene de vida, por eso estamos encantados de que, además de difundir la obra de Goya, el consorcio siga apostando por el arte de nuestros días”, ha señalado Salueña.
El artista
La trayectoria personal y artística de Eduardo Arroyo (Madrid, 1937) es muy representativa de su generación. Nació durante la Guerra Civil, se educó en el Madrid de la posguerra y vivió el exilio en Francia durante la dictadura franquista. Arroyo cobró protagonismo en el circuito artístico nacional tardíamente, a partir de los años ochenta.
Premio Nacional de las Artes Plásticas y Medalla de Oro al Mérito en las Bellas Artes, actualmente sus obras se exhiben en los más reputados museos de arte moderno nacionales e internacionales. Su actitud crítica ante las dictaduras, tanto las políticas como las artísticas, le empujó a iniciativas controvertidas, y optó por la pintura figurativa en unos años de aplastante dominio de la pintura abstracta en París.
En julio de 1964 participó en la muestra ‘Mitologías diarias’, fundadora del movimiento de la figuración narrativa, en el Museo de Arte Moderno de París. Al año siguiente expuso en la muestra epónima ‘La figuración narrativa en el arte contemporáneo’, donde presentó con Gilles Aillaud y Antonio Recalcati el políptico ‘Vivir y dejar morir o el fin trágico de Marcel Duchamp’, que constituye el manifiesto de este movimiento.
Desde hace más de 50 años, Arroyo presta particular atención a los carteles y no duda en realizar estampas, dibujos o ‘collages’ para las galerías que exhiben sus exposiciones. También a través de los carteles pone sus personajes, sus colores y su grafismo al servicio del teatro, de la música y del deporte.
Las 47 obras de la exposición abarcan los principales periodos creativos del artista y recogen su temática predilecta. Los carteles de Eduardo Arroyo invitan al gran teatro del mundo y a una gozosa fiesta para la vista. Reunirlos en un mismo lugar les otorga la perennidad que no han tenido en la calle.